El predio de la asamblea de Almagro ubicado en Medrano 473 se encuentra en peligro de desalojo, la causa ha sido iniciada en el juzgado 68 de la ciudad de buenos aires, bajo la carátula de intruición y usurpación. El denunciante BRUNO E. PIZANO, un pibe de 26 años que compro el predio que estaba en una doble quiebra, es decir estamos hablando de mas de 200000 pesos sino no son dólares, exige su propiedad privada. Esa que fue arrebatada por el pueblo en lucha en el 2002, que okupó recuperando un lugar abandonado para el barrio. Es un espacio de lucha, un espacio libre, del pueblo, de los vecinos, un espacio de iniciativa, un espacio colectivo. Donde se desarrollan varias actividades: La Biblioteca Popular Los Lanzallamas, El Espacio cultural Talleres Revueltos, cooperativas productivas como la coop. de herrería "La ayuda mutua", la coop. de comida "Apetito Vegetal", la coop. de serigrafía, a aparte de ser el predio un espacio abierto a las iniciativas y de constante debate y difusión de ideas.
Usurpación llaman a que el barrio organizado en la lucha del 2001 haya recuperado un espacio para si mismo. Usurpación es para la ley todo lo que el pueblo toma para si. Con este desalojo se pierde no solo un espacio de lucha sino una historia. Una historia que la empezaron los vecinos de Almagro que se nucleaban en la asamblea de Medrano y Corrientes.
La asamblea de Almagro, Medrano y Corrientes
El sistema y el poder se sustentan sobre el espacio, sobre un territorio donde ejercen su autoridad y su coerción para imponer su orden y su progreso. Existen territorios y fronteras, alambradas y murallas desde una punta a la otra de esta ciudad, de este país y de este mundo. Todo parcelado, ya no es tierra sino propiedad privada, es decir privilegio.
Pero la asamblea es justamente lo contrario, es un espacio recuperado, ocupado. Es decir no privado, es tierra y no propiedad. Es un espacio ganado para la iniciativa, para accionar, para desarrollar proyectos, ideas, luchas. Es un espacio arrancado al capitalismo una porción de tierra ganada, es decir expropiada por la gente. Una expropiación colectiva.
Ya tiene 4 años de historia, de otra historia, de una que no es de nadie pero es de todos. 4 años de construcción, de crecimiento. Pero no un crecimiento acumulativo de fuerzas y de poder, sino un aprendizaje de una practica, crecer es aprender y desaprender. Una practica que compartimos y generamos día a día. Desde nosotros, desde lo cotidiano, desde nuestros sueños y desde nuestros idearios, desde abajo y nunca desde arriba, sino que desde los horizontes.
Queremos escalar montañas pero no para llegar a la cima y mirar a los que están en las bases de esta e indicarles el camino desde allí, sino que queremos escalarlas para demostrar que esas alturas no existen, que el arriba es innecesario que no sirve mas que para controlar y dominar y que el único camino es el de abajo.
Esta historia diferente empezó hace más de 4 años, en el calor del verano de aquel diciembre, en esas llamas que parecían que lo quemaban todo. Pero cuando vino el invierno y el poder apagaba los fuegos de libertad, matando a dos compañeros, como Kosteki y Santillan, la gente reunida en asamblea decidió okupar el predio actual para tener un lugar donde su lucha quede. Lamentablemente el invierno fue muy duro y todavía sigue.
Pero todo proceso social nunca muere o se detiene sino que se desacelera para luego volver a avanzar con ímpetu. La asamblea volvió a tener calor de nuevo, de nuevo esa energía electrizante que funde hasta los cimientos más macizos de las instituciones, para que estas se desplomen por su mismo peso. Fuimos llegando uno a uno a reconstruir, a aportar nuestra leña a ese fuego, nuestras ideas. Fuimos levantando el lugar de nuevo. Tardamos meses de trabajo entre cemento y cámaras frigoríficas. Pero cada día de trabajo íbamos uniéndonos entre nosotros y con el espacio, con esta porción de tierra. Íbamos armando lo que nunca muere: una idea.
Fuimos reabriendo con fiestas, cooperativas de trabajo, proyecciones, grupos de género, en debates y nos perdimos en miles de proyectos, la biblioteca que estamos armando, el espacio cultural. Ante la desocupación antepusimos la autogestión con las cooperativas, la herrería, la serigrafía, la comida.
Pero este espacio, esta tierra libre está amenazada, la propiedad privada amenaza, sacando sus dientes y sus armas para poner fin a lo impensable, a lo libre, a lo común, a la construcción de lo que queremos.
Para decirnos basta, nos quieren desalojar, no pueden concebir la idea de algo que no de un rédito, una ganancia, para ellos no existe lo que es para todos.
Por eso desde nuestras viseras, desde adentro, desde lo honesto gritamos: NO AL DESALOJO
POCO A POCO QUEDAN MENOS TIERRAS LIBRES, MENOS ESPACIOS COLECTIVOS. POR ESO DEBEMOS SENTIR CADA DESALOJO COMO UN BARROTE MAS DE LA CELDA QUE NOS ESTAN ARMANDO, NO DEJEMOS QUE NOS ENCIERREN DENTRO, ESA CELDA DEL ESTADO Y EL CAPITAL.
NO AL DESALOJO DE LA ASAMBLEA DE ALMAGRO